Robaste mis sueños. No puedo verte,
no sé en qué lugares habita tu sueño,
...no puedo escuchar el ruido de tus pasos.
La vida me traspasa y nada sabes de ello.
Hay veces que arrojaría el teclado por la ventana,
te llamaría de viva voz,
pero tengo miedo de tu silencio y de tu canto.
El lugar en que esperan mis versos nocturnos,
tu corazón.
Siembro las madrugadas de mi sangre,
me eviscero, vomito sobre el rostro enfrentado del espejo.
Me creen capaz de sembrar estrellas,
de caminar sobre aguas.
Me llaman con cantos de sirena fingiendo ser otras,
me hacen poemas, me dedican canciones,
me ofrecen un mundo de fantasía,
todo es bueno a sus ojos en mí.
Tú que me ves con los ojos entornados de lunas crecientes,
el alma ves, ese obscuro y lleno de precipicios
sin miedo a amar a cambio de nada,
amas mi lado escondido, ese que tú sabes de siempre
y nunca te asusta.
No finges, no intentas agradarme,
eres real, sencilla, letal sin que lo sepas.
Deja que muera o dame la vida sin pedir permiso.
Golpea mi rostro de verdad,
tú siempre lo haces.
No seas común, nunca lo seas,
hiéreme de esa forma tuya que finge no hacerlo clavando el puñal de la verdad en mi pecho.
No mates lo único de lo que vivo.
No me niegues el agua de tu boca,
el humo de tu boca,
el aire con sabor a fuego de tu boca...
Tu boca toda tú en mí,
toda mi piel dañada de soledades escogidas.
Tu boca en la mía,
café, copas y humo,
poemas, risas e historias.
La nuestra escrita en medio del silencio.
Ven tú a mí maldita seas entre todas las noches en vela recordándote!
No mates lo único que me mantiene vivo,
no mates mis sueños.
Déjame soñarte aunque te sufra,
déjame verte aunque no viva.
--Mayo--
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