Alguien dijo que escribir mata y ciertamente es la imperfección  de no aceptar lo que somos, porque sientes el dolor de estar vivo y que la energía que has gastado no te conocerá de nuevo.
 Que hay partes de tus sueños en los que te das cuenta que deberían ser reales.
Un vicio tan sexual, como crear un baile en el rincón oculto de una infinita muerte
y acorralado por el despertar de alambradas en la vista. Ahora en la calle llueve

 parece que el frío se va, luego

llegará el atardecer de los viernes,
el dolor de no tener
y el valor de mantenerse

 

--Fernando. Aparicio Hernández--