sábado, 26 de noviembre de 2016

Morir de sed





Pulsa aquí, es el botón para pararme, para que mi corazón duerma lejos de los desvelos. Pon tus yemas en esa parte de mi cerebro que me pare en seco.
Mujer cuya piel es mi tatuaje, cuyo aliento es mi aire para seguir. El impulso que me lanza y el motivo que me aleja de matar mi dolor y así marcharme.
Voy a buscarte mientras todo pasa como en un mareo a mi alrededor.
Ya no veo ni siento nada si no estás asomada a la espera de mis pasos apresurados.
Tú me creas al mirarme y me destruyes con tu ausencia.
Senda iluminada en las noches sin luna. La carne que sacia mi alma, el alma que llena mi cuerpo.
La muerte llega cuando tus pasos se alejan, es morir de sed viendo el agua derramarse.
Vivo de prestado desde que llegaste, porque yo, yo, morí hace mucho tiempo.

--Mayo--

Regreso de Deola






Volveremos a la calle a mirar transeúntes
y también nosotros seremos transeúntes. Idearemos
cómo levantarnos temprano, deponiendo el disgusto
de la noche y salir con el paso de otros tiempos.
Le daremos en la cabeza al trabajo de otros tiempos.
Volveremos a fumar atolondradamente contra el vidrio,
allá abajo. Pero los ojos serán los mismos,
también el rostro y los gestos. Ese vano secreto
que se demora en el cuerpo y nos extravía la mirada
morirá lentamente en el ritmo de la sangre
donde todo se pierde.

Saldremos una mañana,
ya no tendremos casa, saldremos a la calle;
nos abandonará el disgusto nocturno;
temblaremos de soledad. Pero querremos estar solos.
Veremos los transeúntes con la sonrisa muerta
del derrotado, pero que no grita ni odia
pues sabe que desde tiempos remotos la suerte
-todo lo que ha sido y será- lo contiene la sangre,
el murmullo de la sangre. Bajaremos la frente,
solos, a media calle, a escuchar un eco
encerrado en la sangre. Y ese eco nunca vibrará.
Levantaremos los ojos, miraremos la calle.

--Cesar Pavese--

jueves, 24 de noviembre de 2016


Me cansa tanta tontería perdiendo el tiempo mientras la vida se escapa.
Qué si te amo? Qué si es tu pecho lo que añoro?
Te sueño en la ausencia y en tu presencia creo que eres sueño.
Acariciar tu pelo, sentir tu aroma a hierba y café por la mañana.
Ser las dos siendo una, ser tu sonrisa y tu prisa por llegar. Mi pereza por marcharme.
Todo lo que no eres tú pierde importancia.

Marcos Ana







”La vida es siempre lo que queda por vivir”

--Marcos Ana--


Una pérdida que merece no un minuto de silencio, si no que la voz salga a pedir a gritos libertad y justicia. Que la diosa te sea propicia!. Mayo.



miércoles, 23 de noviembre de 2016

25 de noviembre



Un amor maduro no daña.
No te prohíbe salir o relacionarte.
No te aísla.
No te miente.
No te hace daño en privado ni públicamente.
...
No te hará ,o intentará hacerte, de menos.
No se irá sin despedirse.
No te culpará de sus traumas y frustraciones.
No le importará tu estatus ni cultura, creencias o físico.
No dirá falsedades sobre ti ni mentirá sobre tu persona, familia o amistades.
No te obligará a hacer nada que no quieras.
No te gritará.
No te intimidará.
No te pondrá una mano encima si no es para darte amor.
No. no, no...tantos noes que todas sabemos y en algún momento permitimos. No!, Nada que no permitamos nos afectará.
Que no haya que destacar en el calendario estas cosas nunca más.

Y si aún así dudas si lo tuyo es maltrato, piensa si estás a los pies de un abismo permanente o si te atreves a saltar de cabeza y empezar de nuevo. No eres propiedad de nadie, ni menos ni más. Eres amor y es lo que mereces ,amor sano, leal y valiente.

Por todas las que no están ya y porque entendamos que una sociedad que permite el maltrato es una sociedad enferma.

--Mayo--
Noviembre 2015


La Diosa
























Cuida en ti, lo que no te guste de mí. Cuida en ti, la pereza al despertar, mi manera de contar el agua en los arroyos. Ves cosas que otros no ven, tienes un don, puedes escuchar, pero solo lo que te implica.
Yo descubro sin oírlas, canciones entre las ramas de los árboles, con solo poner mi mano en el lugar dolorido del árbol, puedo cambiar que la flor  nazca. Siento derramarse la savia de las ramas tajadas. Aprendo en el momento preciso, las palabras exactas que canta el agua, y la luna, me dibuja historias que no pueden verse si no desde dentro.
Los seres me encuentran sin saber de mí, una corriente los lleva justo cuando nada tenían para asirse.
Estar cansada muchas de las veces, no es falta de sueño, empleo mi energía en seres que cambian de plano. Acaso crees que curar un dolor, nunca el propio, nunca sin ser pedido, no desgasta el cuerpo y la mente? Pero mi alma, mi alma rebosa. Por cada falta, no caer en lo mismo, por cada palabra necia, una sonrisa, y si va con lágrima, no importa, los grandes guerreros, los valientes de veras, lloran y el mundo con los ojos limpios, se ve mejor.
Es caro el precio que se paga por ser distinto a la mayoría, pero ni mejor ni peor. Defender lo que nadie defiende, estar aunque no sepan que estás, dejar lo tuyo, porque para estar bien, lo primero son las cosas importantes de otros. Un abrazo en mitad de la niebla, una palabra o sujetar al que se cae.
Es muy duro enfrentarse a los dolores antiguos, y despacio, lo voy logrando. Es muy duro escuchar que eres rara...y de pronto, un día, haciendo las cosas que siempre has hecho- como hablar con el manzano que volvió a dar frutos, horas leyéndole entre sus ramas- hay gente que ve algo distinto en ti, pero que no tiene miedo, y te lo dicen un día, dos. Y te lo dicen propios y extraños, y aceptas qué eres y tal vez, porqué estás aquí y en este lugar. Porqué ciertas personas y no otras, se acercan, o se alejan de tu camino, y aprendes, que algunos, te tienen miedo, prudencia, pero que por donde pasas dejas risas las más de las veces. Aprendes que aunque parezcas volar, llevas una calma interior que necesitan. La das, la regalas y la cuidas cada vez más.
Cuida en ti aquello que te asusta de mí. No precisa adornos, porque cuando los pongo, me incomoda que me miren más. Porque cuando los pongo, ven lo externo, y mi trabajo es otro. Pero a veces, dejo de ser especial, para convertirme en una mujer de carne y hueso, y subo una media por mi muslo, dejo bajar un vestido, cuelgo unos zarcillos llenos de significados, como mis colgantes, y dejo que  el carmín bese mis labios todas las horas que guste. Claro que me miran, y me dicen que gusto, pero yo me gusto más llena de barro y hoja de jugar con los perros y mis hijos en el suelo, porque los seis están conmigo, nunca me han abandonado, por eso no lloro ya a los que se fueron. Me gusto más sobre la nieve con los ojos cerrados, aspirando el frío y sintiendo toda la energía que me recarga. He de tocar las piedras, he de tocar las hojas, meterme en el agua y correr en círculos por la hierba descalza.
Puedo conmoverme con una mirada o caer de rodillas ante un espejo que no usaré para mirarme, lo usaré para concentrar mi fuerza en algo o en alguien.
Nadie me enseñó a trazar círculos para protegerme, nadie me enseñó  las palabras ni me presentó ante nadie. Todo apareció cuando yo ya lo hacía como algo normal, sin darme cuenta nada. Todo apareció cuando ya era parte de mí, desde el principio. El saber, el ver, el oír, el tener certeza, pero todo, cuando se necesitó y no antes.
Cuida en ti lo que te asusta de mí, soy una mujer, soy, una guerrera y el arco y la flecha dirigida por la diosa, están prontas a la defensa. Todo llega, lo bueno y lo malo, las dos mitades han de unirse. Lo de arriba estará abajo y lo de abajo arriba. El que pueda entender y creer, será dichoso, el que no, pasará una y otra vez. Así siempre sea. Doy gracias a la diosa por portar su arco. Doy gracias al dios, por portar su luz.
Cuando te llame, que solo tú seas tú desprendida de todo lo que no te sirve.

--Mayo--

OLVIDO

 
Resultado de imagen de fotos blanco y negro



Te preguntas qué pasó mientras las lágrimas caen y los recuerdos hacen doler tus huesos. La pena se hace paso en las venas y llega al cerebro. Ese lugar con puertas abiertas a tu mirada.
-Dime, acaso el olvido duele menos?
-No, no duele olvidar, afortunados los que olvidan. Duele ser olvidado.
Mi nombre no necesita letras grandes ni anuncios en marquesinas de autobús al lado de los semáforos.
No necesita acaso más que una voz que le de sentido, la que con el tono exacto me remueva dentro, en el lugar de los sueños y el amor haga doler el pecho al crecer y crecer, y madurar para dar el fruto rojo que no sabe a desengaño.
Jugo de tiempo, de noches sin dormir esperando una llamada que me saque de todo aquello que es pasado, que me devuelva al instante donde todo comienza al decir una vez más:
-hola, duermes?
Pero su boca besó siempre otras bocas y en su memoria había demasiadas mujeres desnudas que le amaban tanto...casi tanto como yo lo hacía, casi tanto como ella lo hace sin saber que es amado como ningún mortal lo será nunca para hacerle eterno dios de carne.
Cesan las preguntas, nunca el dolor. Recobras el tiempo, el sueño, el instante en que todo era risa y todo lo creías sin pensar que había una táctica depredadora detrás de cada frase, de cada pausa, de cada llanto fingido. Todo lo enloda.
Hoy tú, mañana otra, y así una lista de seres enamoradas de una ilusión, de algo que no existe, ese momento en que las hizo eternas amantes de la muerte y de la espera para después prenderlas fuego.
Llamas en el aire, luz en la corriente del río, espuma de mar, brillo de la luna, concededme su olvido.

--Mayo--

CENSURA





El amor primero mana del pecho de una madre. Así descubierto y pleno para que la vida comience cálida.
Qué le pasa al viento que roza mi pecho? Trae y lleva el aroma de
...una flor, la luz temprana que despierta la belleza y el deseo.
Qué le sucede a mi pecho para que rehuyas la mirada? Temes mi libertad o mi carne?
Quizá tu mirada triste hace que te zafes llamándome sucia, poniendo en mi boca, en mi cuerpo y en mi alma todo aquello que no admites ni tiene respuesta en ti.
Soy un universo por el que cruzan estrellas. Un mar lleno de sal, al menos para ti que te frotas los ojos al verme desnuda.
Si supieras mirar...ay si quisieras ser respuesta en lugar de duda... te contaría historias de amor en las que mi pecho cobra vida para sentir mejor.
Te podría contar al lado de un fuego, porqué ese café amargo te sabe dulce mientras mi cuerpo cae desmayado mirando al cielo en mitad de la noche. Porqué mi pecho y de seguro tu pecho ha sido amado.
Por qué entonces me atacas como si fuera algo malo el arte de un cuadro, de una foto, de un poema? Como si pensar en rozar mi piel te produjera calambres, como si me odiaras cuando en el fondo te odias a ti misma.
Puedes no mirarme si lo prefieres, puedes ver en el arte el reflejo de tu espejo en la mañana. Ser lo que eres o ser conmigo, simplemente, expresión y ternura.
Ser amor, de las infinitas formas en que el amor es y se expresa. Sé, selo, hazme caso.
No me muestres tu cuerpo, tu desnudez sólo me sirve para ver algo hermoso o no. Yo no busco ni muestro eso. Mi desnudez, la buena, la que no se olvida, esa que trae de cabeza, está aquí dentro, dentro de mi pecho, de mi cabeza, de mi garganta!
Oh mi desnudez...esa es la que vuelve loco a mi amante. Querida mía, bellas o no, mis tetas, justo como estas que criticas, son para admirarse, para vestirlas de satén, de sedas, de algodón de encaje, para dejarlos caer y mostrarlas. Para que sean el amor primero y para que sean el último acomodo mientras me desnudo por dentro.

--Mayo-



martes, 1 de noviembre de 2016







LA LEYENDA DE LA AMAPOLA
Decidme ¿habéis visto alguna vez una amapola? Seguro que muchos de vosotros si, en un dibujo, y puede que otros hayas tenido la suerte de poder ver y tocar una de verdad.

Quizá algunos no sepáis cómo es una amapola, así como que seáis pocos los que estéis al corriente de que las amapolas son un símbolo perteneciente a la vieja muerte…pero… ¿es posible acaso que conozc...
áis la historia de su origen? Si no es así venid, venid, dejadme que os cuente, y os permitiré escuchar esta historia, tan antigua como la vida, tan real como la muerte…

Se dice que, hace incontables lunas, cuando nuestro mundo aún era joven no existían las amapolas ¿cómo? Podéis pensar. Oíd, oíd la historia de Idariel.

En aquel tiempo vivía una joven muchacha a la que llamaban Idariel, de hermoso corazón y apariencia. Cuentan que tenía un largo cabello negro y unos ojos profundos del color de la mar de noche, amables y dulces. Habla la leyenda de que ella tenía la capacidad de hablar con los árboles; ellos le contaban hechos pasados, la aconsejaban y ayudaban cuando la duda aparecía en su corazón, y ella usaba la sabiduría del bosque para ayudar a su pueblo y sus amigos, sin embargo ella no tenía familia…

Un día, en el que ella hablaba con el castaño más viejo, un joven que paseaba por el bosque, quedó embobado al contemplar su agraciada naturaleza. El anciano castaño, al ver que el chico se había quedado de pie como un pasmarote cerca de donde ellos estaban, divertido le dijo a su joven amiga que la estaban observando. Ella se dio la vuelta y miró al chico, y lejos de estar molesta le invitó a que se sentara junto a ella. El chico un poco avergonzado al principio de que lo hubieran descubierto aceptó la invitación, y así pasaron las tarde ellos juntos. El chico le contó que provenía del pueblo al otro lado del río. Ella le habló de su pueblo y sus gentes, y también del bosque y de su especial don.

Al anochecer se despidieron, sin embargo, antes de marcharse el chico, de nombre Atero le preguntó: “¿Vendrás mañana?”
Ella sonrió de forma amable “Siempre vengo al bosque, todos los días”.

Y así se despidieron para volverse a ver al día siguiente, y al siguiente, y el siguiente también. Pasaron muchos días juntos, riendo y hablando en el bosque; Y los árboles eran felices, pues ahora su amiga ya no estaba tan sola.

Un día Atero decidió mostrar a Idariel su particular habilidad, y donde antes había un joven en ese momento un lobo se encontraba delante suya. Sorprendida y a la vez alegre, pues no se había percatado de que su amigo era un lobo, se sintió contenta de que confiara en ella. Y así pasaron días, semanas y meses, en los que ambos disfrutaban de la compañía del otro.

Sin embargo llegó una mañana en la que el rostro de Atero no mostraba la sonrisa despreocupada de siempre, pues había malas noticias. Una guerra entre clanes había arrastrado a su pueblo a una batalla, y él debía ir. Por supuesto ella le rogó que no fuera, la guerra era una enfermedad que corrompía a los mortales y podría morir, pero él tenía que irse, para proteger su familia y su pueblo, y para evitar que la discordia cruzara el río y llegara hasta el hogar de Idariel.

Aún así ella se negó, y suplicó y suplicó para que se quedara y no se marchara de su lado, pero la decisión ya estaba tomada. No obstante Atero decidió quedarse una noche más junto a Idariel, una noche que ellos nunca olvidarían, en la que sus cuerpos y sus almas se fundieron en uno solo, y desde la cual sus corazones latirían al unísono por siempre.
A las primeras luces Atero se marchó, pero le hizo prometer algo a Idariel; que ella fuese todos los días al lugar en el que se vieron por primera vez, pues el tiempo en el que volviera allí estaría. Así lo prometió ella y así se marchó él.
Desde aquel día pasó una luna completa, en la que Idariel iba cada amanecer a esperar en el viejo castaño, y donde se quedaba hasta el crepúsculo. Sin embargo una funesta noticia recorrió todo el bosque la noche después al cumplirse la primera luna, fue tal el conocimiento que ningún árbol se atrevería a contárselo a Idariel, pero alguien debía hacerlo, y así el anciano castaño fue el encargado de comunicar la noticia.

Aquella mañana, como siempre Idariel se sentó entre las raíces del viejo árbol a esperar, con las piernas rodeadas por sus brazos y su rostro sobre las rodillas.
“Mi niña, no esperes más, él ya no volverá” dijo la voz profunda del anciano.
Los ojos de la joven se abrieron de forma antinatural, y se dirigieron a su longevo amigo, su cabeza empezó a moverse de izquierda a derecha ligeramente, “No…”. De sus ojos comenzaron a sangrar cristales líquidos, y su cuerpo inició su temblor. Su llanto por nadie podría ser detenido.
La angustia y el dolor oprimían su pecho, y aquellos sentimientos pasaron a los árboles, pues para la tierra conocedora de todo no existían los secretos, y el bosque entero conoció el sufrimiento de su amiga.
Idariel lloró, lloró hasta que no le quedaron lágrimas, hasta que su cuerpo no pudo aguantar más el sufrimiento. Tomó aquel pequeño cuchillo que ella solía llevar para cortar con delicadeza los frutos de la tierra, y se lo clavó en el pecho. Sus amigos habrían tratado de impedirlo, pero ¿qué podrían haber hecho ellos? No eran más que árboles.
La sangre manó de la herida, e Idariel cerró los ojos y se recostó sobre la robusta corteza de su anciano amigo, para nunca abrirlos más.

El bosque entero se conmocionó ante ello, y rogaron a Lhan, el dios de la tierra y los humanos que hiciera algo por su hija, que no permitiera que muriera así. Lhan oyó las súplicas de los árboles, pero existían antiguas normas, y él no podía actuar así, el bosque debía ofrecer algo a cambio. Aquella espesura sacrificó una única cosa, se encerrarían en sí mismos y nunca jamás un mortal podría volver a escuchar las voces de los árboles, y ese fue el precio que pagaron.

Pese a todo, a Lhan no le estaba permitido devolver a la vida a la joven, pero sí pudo hacer algo. De la primera gota carmesí que Idariel derramó surgió una bella flor, de pétalos rojos y corazón negro, como el azabache. Y así de la sangre de Idariel nacieron las flores, y con su cuerpo ocurrió lo mismo, quedando a los pies del castaño un hermoso manto de algodones rojos.

Cuentan que, en la tumba de Atero, al poco de ser enterrado, aparecieron más de estas flores, y pasados los años, en cada tumba siempre surgía alguno de estos brotes.
Al convertir Lhan a Idariel en aquella nueva vida le encomendó una misión, ella cuidaría de los muertos hasta que llegara el momento de llegar al Taront, y a cambio tendría un compañero que nunca se apartaría de ella.
Y así fue como decidieron llamar a la flor de pétalos rojos y corazón negro AMAPOLA, que significa :
“la protectora de las almas”.



Recuérdame alguna vez







https://www.youtube.com/watch?v=K8_a0_e8I1g   Loreena McKennitt - Dante's Prayer



Dónde estás hoy? Tu casa sigue ahí? No la encuentro y es la tercera vuelta que doy por este lugar.
Sigo con la misma luz a la entrada por si viniera tú.
Si el tiempo no pasara y estuviera a tu lado. Y si ya no estás sola? Y si alguien pasea con sus dedos entrelazados en tus dedos?
Quién desenreda ahora tu cabello? Quién te canta bajito al arrullo del mar?
Quién bebe de tu boca mientras muero de sed?
Ya no queda nada de las calles de ayer si no estás tú, ni el café  ni ese vino a las tres. Se marchó el perro que comía a tus pies. Se escapó el gato, me creció el pelo, me salieron canas, se acabó mi confianza de pecho en pecho, de cama en cama.
Llegó la caída de la hoja, como cuando me fui. Enciende un cigarro por los dos, alza tu vaso, brinda por mí y deja al viento que me traiga algo de ti.
Tu voz clara cuando todo se fue...
En mitad de tu sueño, recuérdame alguna vez.

--Mayo--