viernes, 16 de mayo de 2014



 
 
Soñamos y nos ilusionamos. Creamos, aún sin quererlo un paraíso de todos los colores. No creemos todo vaya a ser perfecto, pero sí eterno. Despertamos de repente un día en una cama demasiado grande para una sola persona. Antes soñaban sobre la misma almohada, distintos sueños. Ahora sueñan por separado. Él viaja al rededor del mundo, ella construye uno propio. Lo cerca con palabras, es inexpugnable, es un lugar en el que cuando cae en sueños, a abismos obscuros, despierta sabiendo que es un sueño. Si le tienden una mano, no le importa, despierta. Lo hace porque sabe que la soltarán y no tiene alas. Compra un paracaídas de saldo, calza botas de montaña mientras la suben cada vez más alto. Seguro caerá, pero en la primera sacudida, abrirá los ojos, solo es sueño. Pasado el primer susto, con algo a la espalda para planear, disfruta de la suavidad de la caída. Por más que el suelo parezca ser seguro ,ella volará más alto la próxima vez, si hay próxima vez...Él inventa otros viajes, ella navega por un mar agitado, pero no irá al pairo, una mano la rescata en el último momento, y despierta.
No se hunde la barca en un remolino turbio y veloz, no se necesitan escamas y aletas para sobrevivir, de nuevo sube y vuela a una tierra desconocida, la tierra donde habitan todos los sueños en blanco y negro, para poderlos pintar del color que los soñemos.
Inclina la cabeza sentada en el suelo, la mano tendida, esperando nada, pues cuando nada esperas, todo llega. Y una noche, el sueño fue plácido. Ella recorre el mundo en una barca con alas, flotadores y paracaídas, y un caminante hace barcostop en una playa perdida. Ella se acerca, lo recoge. No hace falta la misma almohada para soñar, les basta una vieja madera con olor a viento y mar. Sueñan el mismo sueño en distinta almohada, nunca tan cerca estando tan lejos.



https://www.youtube.com/watch?v=hVWHXpesBbw   Antonio Vega - Para bien y para mal



 

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