lunes, 2 de junio de 2014





Exilio

 
Esta manía de saberme ángel,
sin edad,
sin muerte en qué vivirme,
sin piedad por mi nombre
ni por mis huesos que lloran vagando.
¿Y quién no tiene un amor?
¿Y quién no goza entre amapolas?
¿Y quién no posee un fuego, una muerte,
un miedo, algo horrible,
aunque fuere con plumas
aunque fuere con sonrisas?
Siniestro delirio amar una sombra.
La sombra no muere.
Y mi amor
sólo abraza a lo que fluye
como lava del infierno:
una logia callada,
fantasmas en dulce erección,
sacerdotes de espuma,
y sobre todo ángeles,
ángeles bellos como cuchillos
que se elevan en la noche
y devastan la esperanza.
--Alejandra Pizarnik--
 
 
También a la tercera. Se sumió en un sueño del que no despertó. En especial , comparto el gusto por esta manera de irse entre el sopor y los sueños profundos, cumplidos o no.
 
 


No hay comentarios:

Publicar un comentario