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Me quedé en el lugar que me encontraste, entre la soledad y el frío. Los pasos eran diferentes, cogí el valor, cogiste mi corazón y lo abriste. Saltó jugoso como una granada, se dejó lamer, chupar, morder. Por fin quedó abierto por entero.
Me quedé en el mismo sitio en el que nunca me cansé de esperarte, en ese que tantas veces imaginé que llegabas, fuera tu rostro el que fuera, vinieran tus paso de donde vinieran.
No me sirvió la espera nada más que para sentirme sola, tan sola o más de lo que nunca me sentí. Me sentí triste, eufórica, pasé por todos los estados posibles.
Miro fotos de una amiga, ríe, ríe como yo lo hacía, en compañía que yo rechacé. Todos eran felices en aquel momento. Al pie de la imagen, llenando mi corazón de dolor por mí y de felicidad por ella :
(Estás)
Y así es. Es fácil llevar a alguien en tu corazón cuando cada poco recorre el país entero para poner sus labios en su frente. Y yo lo hice sin nunca ver sus ojos, sin facilidades, sin dudas, pero no sirvió de nada. Se les ve felices. Y hoy, ya perdida la esperanza de que alguien alguna vez me acepte, hoy, que sigo peleando, nunca cesa la batalla, hoy que destino mis pasos al olvido y al silencio para siempre, se me van las ganas de retomar amores ni de buscarlos nuevos. Yo ya tengo el mío, pero eso no me impide pensar que se pudo evitar y no hiciste nada, solo relegar lo que yo sintiera a lo que tú elegiste por ambos. No me culpes ni te culpes, yo no lo hago, solo espero la noche para quedarme a solas y preguntarle a las estrellas dónde está? Porque mi alma le grita, y si mi alma lo hace, en algún lugar del universo, otro alma, lo dice mi hermana, llama a la mía. Que no sea tarde! Que no sea jamás!
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