sábado, 22 de noviembre de 2014

El amor se fue sin haber llegado






 

https://www.youtube.com/watch?v=jdgMOkbdHkM   Cesaria Evora y Pedro Guerra: "Tiempo y Silencio"  



En aquellos días ya lejanos, quedaban en una parada de autobús. La casa de sus padres estaba enfrente casi. No hacía tanto, mirando al mar, ella lo pensaba, su ternura, sus palabras, tantas promesas! No quería ilusionarse, pero lo hizo. Es fácil si la esperanzas y los sueños se han roto por el camino.
En esas tardes, ella corría a su encuentro. No hubo un solo día, una sola vez que él llegara a la hora, estuviera donde estuviera. No lo hizo ni siquiera en la primera cita. Pero ella lo disculpaba.
Era un sentimiento que creyó cierto y eterno.
 Un amanecer, él la dejó con un mensaje de que fuera muy feliz. Como si por el hecho de que alguien nos deseara serlo lo fuéramos. Utilizó el privado de una página social para hacerlo después de dos meses juagando al vuelvo, al no me dejes, estoy pensando.
Ella creyó que nunca más podría confiar en un sentimiento tan arrastrado tras subirlo a la luna. Esa que ella no pidió le bajaran. Se había forjado a sí misma con los golpes del amor.
Había ya vivido desprecios, cuernos, silencios, bofetadas. Sabía lo que es un labio roto y lo que son las marcas en la carne. Sabía ya cómo mienten hasta que ya no queriendo dar más, te tiran a un lado.
Ella solo abandonó a un hombre, al que amó primero, al que siguió con lo que venía de la niñez. Insultos, machismo...Las palabras aún las recuerda, con el resto del daño, se fue haciendo una coraza.
El resto de amores, se fueron sin decirle a los ojos, esto no marcha. Ha habido cosas preciosas, pero cada uno vive en un mundo que no comparte en común. Solo uno entre lágrimas lo hizo, pero ella estaba rota...no podía hablar ni podía mirar nada más que hacia adelante. Cuesta tanto volver a empezar de cero!
Y un mediodía llegó el amor. Unas palabras cruzadas, un sentimiento compartido de ausencia, un sentimiento compartido de no pertenecer a parte alguna. Nadie que les esperara. Nadie por quién morir, esos alguien los habían dejado muertos al abandonarlos.
Pero el amor se fue sin haber llegado. A ninguno les dio por pensar lo sencillo que era. A ninguno les dio por escuchar atentamente al otro y así entenderlo. Ella no tejió redes ni construyó jaulas. Él era un ave libre al que ella gustaba de ver volar en libertad. Nunca pensó en retenerlo quieto y anclado. Solo quería el tiempo que le quedara. Sin horario, sin fecha, pero leal en cada momento.
Jamás se ha separado ya de su lado. Es la sombra de un alma que no encuentra la paz. Más no le pide que la quiera.
No le pidió que se quedara, no quería más que esa casa en el cielo, y su jardín en el mar. Irse una madrugada con la luz del sol, volver la mirada al cielo, de donde vienen los enviados de otro lugar más allá de los planetas conocidos. Un asteroide pequeño, con seres enormes. Nada pidió, pero recordó unas palabras que escribió en la arena: "no merece amor puro quien no está cuando lo necesitas" Y aún así, se cubrió los hombros, sintió el viento de poniente en el rostro, decidió andar para poder vivir, andar para intentar sentir un poco de calor. Andar porque había aún de andar por este planeta.
Y espera que un día, sin saber porqué, alguien necesite estrecharla fuerte y quiera quedarse a mirar junto a ella, en silencio, la mar.

 

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