Salimos antes de las ocho camino a las tierras en que se pone el sol. Mi hija se sienta detrás. Le gusta dormir, a mí me gusta conducir. Es cansado para mi vista, sigo sin ponerme gafas, y a veces las necesito a gritos.
Un día precioso que se salpicó de lluvia y niebla antes de una hora de viaje. Paradas de camino, el café lo he de meter en vena si quiero seguir viva, antes dejo de fumar que de tomarlo. Y poco más tarde, la nieve a mi izquierda, la veo, no es un sueño, pero demasiados bancos de niebla, demasiados baches,-una broma para ser una autovía, pero hoy no tengo tiempo para carreteras secundarias ni nacionales-, demasiados charcos para quitar la vista del frente.
Pienso en ello y mi mente de repente se va. Es de noche, un hombre al que no veo, voy sentada detrás, vuela una de ellas, se estrella y el volante se le clava en el abdomen, casi siento el dolor, me lacera, intento llamarle y veo su rostro. Freno, es imposible! Ha pasado eso? Y de nuevo recobro la consciencia y voy más despacio que antes.
El mal tiempo va aclarando, es una tregua tan solo. Paro y escribo a mi hermana para que esté tranquila. Le hablo del paisaje. Los árboles sin ramas...de ellos cuelga el liquen, como si fuera la cornamenta del dios, digno compañero de mi diosa. El musgo crece y los helechos son bosque. El olor a humedad envuelve los sentidos.
Otra parada, un autocar de Salamanca lleno de andaluces, tiene gracia, yo vengo de Asturias, soy de León y estoy en la provincia de Orense...jajaja el mundo es redondo, por suerte! En la siguiente, más fotos, moras, zarzas, tapias, letreros y...una funda de móvil! Con móvil! Funciona y suena. Será el destino. Adelantan la hora en la que quedamos para entregarlo, debe contener algo muy importante supongo. Dicen que pensaba uno de ellos, que aún hay gente buena...jajaja, será la hay. Rechazamos la invitación a comer, pero pasamos más de una hora en buena compañía, nos, siempre haciendo amigos. A mí me esperan las antigüedades y telares varios y a ellos unas tablas de pulpo. Quedamos en cuanto vaya por Pontevedra o Vigo, que espero sea en nada, llamarnos y ya con calma, vernos. Mañana están en Madrid, yo vuelvo a la tierrina, el mar me llama a gritos, tiene un mensaje para mí y no pienso perderlo. En nada las chicas se bajan conmigo y estaremos de nuevo juntas, es lo bueno de los puentes. El tiempo se detiene en momentos que no dejan de sorprenderme. Quién iba a encontrar en una rotonda un móvil perdido la noche anterior, que este funcionara a pesar de la lluvia, que yo llevara cargador en el coche y que encima lo devuelva porque estamos a una hora de distancia y a ninguno nos causa molestia? Ahora cada vez que pasen por allí y mi tierra, se acordarán que en estas tierras, cuando contestan el teléfono, lo hacemos riendo...y preguntando. Será el merchero de Orense, que me dejó sus viajes, sus aficiones y su alegría de vivir.
Con lo divertido que es viajar conmigo...ayyy!! Próximo destino y próxima parada? Espero me sorprenda también.
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