repongo una entrada del 6 de enero de hace un año. Mi padre...siempre mi padre!
Llueve agua y las líneas de la ausencia. Huele a limpio, a invierno y sueño. Bruma en todas partes, calles y alma. Nadamos en medio de las causalidades y las envolvemos en papel marrón , de paquete estúpido, las tiramos a la basura como si nunca hubieran sido nada, menos que un suspiro.
Se nublan ideas y venidas. No será más que lo que ha de ser. Será. Mi padre me llama en mi ausencia, me pide en presencia, que tenga cuidado, no hay nadie en las calles, es temprano. Recuerda qué día es, y me dice: tú mira, y si te gusta algo, cógelo, te lo compra tu padre. Y te preguntas qué ha dado lucidez a esa mente en ese instante, como cuando te pregunta: cómo estás hoy hija? Y ese hija, y esa mirada muestran un tesoro enorme, el más grande, solo comparable al amor que yo siento por las mías. Pero llueve ausencia, y a pesar de lo que pueda parecer, busco mis momentos, y sigo en lucha, y soy feliz, es fácil ser feliz sin tantas cosas de las que estar pendiente, así que cuando tienes sobre los hombros tanto problema, y tanta ausencia en las noches, y tanto silencio y falta de unos ojos reflejando los tuyos, cuando los que amaste cogieron la autopista a las montañas, y te quedaste sola, entonces, cunado eres feliz, a pesar de los todos, los nunca, los nada, los siempre o tus eternamente, entonces, solo entonces comprendes, que llevas una fuerza enorme dentro. Es posible no puedas dormir seguido, subes y bajas, es posible e imposible muchas cosas, pero justo cuando tus pocas amigas/os, tu escasa familia, los pocos que te conocen de verdad, te empuja y te da fuerzas, eres feliz. No te rindes, solo tomas prioridades. La mía es un hombre que siempre estuvo a mi lado cuando todos me dieron la espalda. Me leía todo, mi curiosidad era enorme. Caminábamos de noche y mirábamos las estrellas, y buscábamos luces en el cielo, hadas en las fuentes, flores en las cunetas. Fosas comunes y recuerdos. Nos pirábamos las misas para irnos al bar. Y su siempre mano fría tocaba mis cabellos, y siempre y nunca, dejé de ser su niña. La misma que subían a una mesa en la cantina, para cantar y bailar, la que inventaba cuentos y hablaba con quien nadie veía. Ahora nada veo, ni escucho, ni oigo, ni quiero, salvo la vida, que la muerte está conmigo de compañera y no le gusta el tinto ni el tabaco, remilgada me salió. Ahora que sé ser feliz solo con poder encontrar lo que necesito a cada instante, ahora, aspiro y bebo la lluvia, ahora, renazco.
--Mayo--
Y ahora ya entendiste que las ausencias se hacen presente,,,mientras no se olviden.
ResponderEliminarMe ha encantado leer éste escrito donde he reconocido cada sentimiento,cada miedo y cada esperanza que se tiene cuando se intenta recuperar aquello que se siente,,perdido.
Muchos besos niña!!
Gracias Teresa
ResponderEliminarA veces, sólo a veces,
ResponderEliminarcamino en la realidad de mis sueños,
Acaricio tu cercanía, se expande el alma,
y el pensamiento desatina
Y cuando a veces, más de una,
Tras el reflejo de tu anhelo,
Descubro la imperfección de tu secreto
Tiemblo y muero
Para dejarme renacer de nuevo…
A veces, no sabes cuantas,
vivo en tu nombre,
y otras, menos, me acobarda.
Pero es que hay veces,
Ni sé contarlas,
Que la pasión llega
Y el coraje canta...
Entonces, el aire de la mañana,
Sutilmente me desvela
te vas, abandonando una piel que ya, yace helada,
Y dejas la nostalgia del recuerdo
En el alma clavada
Y es que hay veces, ya no tantas,
que la emoción y el sin sentido me acompañan...
Un fuerte y fraternal abrazo querida amiga!
Gracias Rai. Bellísimo.
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