Sigues sabiendo a primavera, a nieve de las cumbres.
Tus ganas de vivir...
Creo que eres el lugar en el que la orilla del mar pierde el sabor a sal para tener regusto a tiempo de espera.
Tengo el tiempo pasado cargando en mi espalda, pesa menos a tu lado.
Despiertas y te beso, sabes cada día a rayos de sol, a café de ayer. Tu aroma de limón y amor y al hacerlo hueles a vida y sal, mi casa tu vientre, mi almohada tus hombros.
Esta noche caeré entre tus cabellos que vuelan al viento. La Alhambra ante tus ojos, la música de guitarras en la calle se funde en tu sonrisa. Veo como piensas en aquel amor al que le diste todo lo que quiso recibir, el resto lo tiró por la borda.
Yo no recogí nada del naufragio porque siempre lo tuve todo!
Aquel aroma a infancia y acné, tus estirones, tus dolores, las lágrima derramadas y las que se quedaron por caer. Yo lo tuve todo, tenías otros amores y otra gente junto a ti.
Pero yo ya estaba aquí, desnuda en tu jardín y yo mirando en una ventana trasera tus ganas de partir.
Arranco el coche y me quedo ante tu puerta en medio de la noche por si partes llevarte a ese lugar donde jamás baja la marea ni se pone la luna.
Sé de tu sabor, de tus ganas de crecer. Me siento a mirarte en mi cama, tardas en dormir o te desmayas para huir.
No necesito volverte a querer, nunca lo dejé de hacer.
Una tarde de amor en un hotel con el sabor a sal en mis labios. Una noche más de tu mano por las plazas de cualquier lugar.
Qué más da ayer si siempre es hoy, sonríe y describe la luna.
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