Escribo poemas y letras para mí. No hay nadie que pueda coger una pluma o pulsar un teclado. Tú no necesitas las palabras con rima ni ritmo. Te miro y tu mirada me dicta la palabra exacta, Tu mano es la que indica la cadencia, tu caricia en mi rostro, como un cuento sin final al que voy a volver una y otra vez.
Es entonces que no envidio nada ni a nadie, sé que no va a parar, que cada paso que dé estarás ahí. Siempre volverás. Siempre cada mañana y en mitad de la noche surgirá la letra para contar que yo soy tu poema, que empiezas tus pasos y letras donde acabo yo.
--Mayo--
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