https://www.youtube.com/watch?v=5u_xylLTGPI Tontxu y Antonio Vega Para tocar el cielo
--Mayo--
Saber que puedo estar sin ti, pero no quiero le da a mi vida otro sabor. Saber que tú necesitas mi mano para subir otro escalón le da a la luna otro color y se despeina al sonreír juntos los dos.
Será el tiempo quien escriba las palabras sobre mi piel y tus besos me despertarán un día más. Mientras, la vida no espera, yo sueño con que llegues y me abraces por detrás.
Me faltará el aire en la montaña, el agua en la fuente más no tú. Cuando se queda vacía la calle estás tú para sin palabras llevarme de la mano a tu hogar. Y si mi gato maúlla te levantas a darle de comer.
Son todos los momentos en que no me dices que me amas cuando lo demuestras de algún modo que la duda hace ya tiempo que no viene por aquí.
Me siento entre tus brazos y sonrío, yo nunca digo nada pero tú siempre estás ahí.
Dime al cubrir mi espalda y mis pies lo que me amas, al despertarme en la mañana cuando al fin puedo dormir. Pones un café entre mis manos, un beso en mis labios y tu brazo para así llevarme por las calles mojadas, estrenadas por nosotros, para verme partir.
Vienes despacito, te instalas un poquito cada día para quedarte así, haciendo de ese modo que el amor crezca cada día iluminado mi rincón.
Nadie me abandona ni me llama si la noche se le hace larga. Aún no conozco el día en que no contestes a mis llamadas. Sé que todo es pasado y te regalo cada instante, perdona cuando guardo dentro aún prudencia o miedo por el daño que me hicieron. Cómo hacer que entiendas que a veces no se puede explicar que cuando abres el corazón, muchas veces te pasa por encima el desamor sin sentido.
Pero ahora me miro en tus ojos y sonrío, la ropa cae despacio, el cabello entre tus dedos, tu rostro besado por mí.
Me amas sin tocarme y mi cuerpo tiembla a tu lado. Se deslizan las palabra en el teclado cuando necesito escribir para huir, para respirar y sentir sin necesidad de morir. Entiendes que esa parte de mí misma que refreno es la que soy y la que enseño un poquito cada noche para que pueda vivir dentro de mí un poco más.
Que sólo la piel dicte los surcos que marcan el camino a un lugar en paz, justo ese espacio en el que el tiempo no duele.
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