https://www.youtube.com/watch?v=F744HK_J-7U Extremoduro - La Ley Innata - Cuarto Movimiento La Realidad
Demasiado frío para estar sin una hoguera, sin algo más que mi cuerpo para darte calor. Y aquí estamos, mirando las estrellas y el reflejo en tu mirada. El tanque con café del termo entre las manos. Pero el frío sigue entrando por cualquier lugar, te mueve el poco pelo que sale de tu gorro.
Queda el último sorbo de café, la noche es demasiado corta hoy para mí. Más tú, aún sin reír, sé que estás aliviada, que lo estarás más al alba.
La última promesa, cumplida, a tu manera, a la mía. No quiero escuchar caer estrellas. Tú dices que crepitan e incendian los cuadernos. Los dibujos se van encogiendo mientras la llama se extiende.
Tus manos, frías, temblorosas.
Convoca la caída de esa estrella, si no viene a darte su calor, antes de apurar el último cigarro, antes de aplastarlo fuerte contra el suelo, antes de levantarme para decirte adiós, para siempre, como tú quieres, antes, encenderé con él una pequeña hoguera para ti.
He traído mi cuaderno de recuerdos y poemas. Arranco la primera hoja, la cubro con pequeños palos, casi nada hay por aquí. El rocío, la escarcha lo quema todo y lo humedece. Segunda, no hay modo o manera de que el fuego prenda, tal vez son mis lágrimas aunque no las veas.
Ya no necesito mis manos para escribirte canciones ni palabras de locura y amor. Ya no las quieres, ya no son tuyas ni mis manos quieres que te pertenezcan.
Hago una bola con mis poemas: el del amor soñado, el del obtenido, el de subida al cielo, el de caída en picado, aquel de bueno, puede que aún te ame, el de adiós, y tantos que se quedan entre mis dedos, allí, en medio de esa pelota de mi mundo y mis recuerdos, sobre mis manos, para no escribirte ya nunca, para no esperar, para que el tiempo acabe.
Enciendo y fumo con la mano libre, te rozo con un beso la mejilla. Última calada, acerco el cigarro, el papel arde en mi mano, en ese hueco que sujetaba a tu mano. Arde más fuerte, mi manga, mi cabello, mi cuerpo.
Arden las estrellas en tu mirada, ves chispas fugaces, no soy yo. De pie ahora, tiendes las manos y los pies a mi cuerpo-hoguera, te calientas, tiras sobre mí tu última colilla, no corres riesgos.
Para ti las estrellas crepitan sobre mi cuerpo. Te vas y el alba trae los luceros.
--Mayo--
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