jueves, 2 de agosto de 2018

Me quedo contigo corazón




Yo no sé absolutamente nada del amor, le dije.
Sin embargo, soy un experto en putadas, traiciones y puñaladas al corazón. Que no soy el hombre perfecto. Que mi pasado es peligroso, y está lleno de cicatrices y heridas, que según el día o la canción que suene de fondo, sangran dando paso a un tornado que arrasa todo lo que hay a su paso. Y luego viene la lluvia a empapar la poca calidez del alma.
Que conozco el dolor más profundo y puro, que a su vez, es necesario para sentirnos vivos y darnos cuenta de lo aprendido en el camino de esta jodida vida. Sé de la soledad y los espacios vacíos del alma, los breves instantes de felicidad fugaces como un pestañeo, y del dulce y amargo sabor de una sonrisa fingida.
Que tengo mil demonios que corren por mi sangre, pero intuyo otros que aún desconozco, y aunque intento mantener el control sobre algunos, sin embargo, otros corren como lobos sedientos de sangre fresca al libre albedrío. Son parte de mi esencia, mi personalidad, y nadie los podrá amansar ¿Qué sería del ave rapaz si le cortan sus alas, que sería si lo enjaulan después de haber pasado su vida volando en soledad a la deriva?
Que intento mantener el equilibrio entre el cielo y el infierno, aunque haya nacido con alas de barro.
Y pese a lo dicho, y esbozando una sonrisa en sus labios, me dijo con entusiasmo. ¡Me quedo contigo, corazón!
Yo solo le había ofrecido tres cosas sencillas que muchos hombres habían dejado en el olvido.
Unas orejas, no solo para oírla sino para escucharla, antes de que las palabras nunca dichas le pudrán el corazón. Unos ojos no para verla, sino para admirarla cada día como una estrella que arde entre el eterno vacío de la oscuridad. Y un cuerpo con el que protegerse del frío, en el que pueda acurrucarse esos días en los que su alma se encuentre vacía, jodida y encabronada con la vida; y en la soledad de dos cuerpos desnudos, existir.
Sun

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