Llevo comiendo tu silencio un tiempo. Es pesadez en el estómago, espina en la garganta. Me alimento de tu ausencia. Debería estar nutrida, con la piel tersa y el pelo espeso, pero no es así. Adelgazo a grandes pasos. Las uñas se quiebran, aquellas que arañaban los cristales en tu partida. No es probable que sobreviva otro invierno, era lógico y debió ser esperado, si tu presencia no logró darme fuerza y esperanza, cómo podría entonces, tu silencio conseguir que creciera y arraigara en mí la semilla de tu muerta alma?
--Mayo, para La Cara Oculta del Viento- 2019
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