No sé de qué país eres. Me pediste fumar a medias en el callejón, hablas de la lluvia de la tarde, te empapaste. De La mujer del pelo gris, con un gesto, me cuentas que ya perdió todos los puntos cardinales, que su cabeza está en ninguna parte. Quieres disculpar que orine al pie de una cochera. Cómo voy a juzgar yo, cosa de nada, si en los bares no puede entrar, le cobrarían por usar el baño. Cómo voy a juzgar yo, que haría lo mismo. Es más, no me gusta lo que le gritan desde un coche, con una cruz en el pecho: sucia! como si ellos fueran acaso limpios, ellos que tienen limpio un baño, y un techo , y lo tienen a la hora del día y de la noche que quieran. Cómo no voy a hablarte, a sonreírte, pero cómo no voy a hablar contigo o alguno de tus compañeros? Con el que miente más que habla y siempre va impoluto...me río, de veras, otra puta cruz que me dice, no le des confianza, que luego, lo pagará él. Y pesan sus cruces en mi memoria, los campanarios y los cálices de plata maciza, las mismas que agarran mi pecho, puro, duro para ellos, duro como las palabras que les dedico, por no firmarles una hostia en la cara. Los labios lascivos que dicen no entender que estés sola, con lo que tú vales y que se atreven a decir que los hay imbéciles por dejarte, como si yo fuera nada, como vosotros, así nos ven, como ovejas que llevar en un redil, para comernos a cada uno, como más les plazca, a vosotros, en su negocio ,y a mí, a dentelladas de lujuria. Sí que está duro el pan que nos ganamos aguantando la vida sobre la espalda. Y pretenden que no hable con el chico, que es tan bello como un animal suave de ojos verdiazules, rubio, la vista perdida, que me pregunta con la mayor educación : qué han preparado hoy esas manos que solo cocinan placeres? Que no hable, que no toque, que no diga, que no sonría, que no de, que no comparta...No, no, noes y noes, de mentiras y apariencias. Que se esconden tras vestiduras de dignidad. Por suerte, hay gente noble entre sus filas cerradas y podridas, y qué duro el camino para ellos, pero qué bella la luz de su sonrisa. Fumamos y vuelves a preguntarme un día más de dónde he salido? Y yo me río de nuevo, y de nuevo te bromeo ,y te digo la verdad, soy un lobo, no le des vueltas.
Buen texto!
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