miércoles, 4 de marzo de 2015

Libra tu corazón del dolor








Libra tu corazón del dolor, nada más te pido. No permitas que el dolor se lleve la sonrisa, que la desesperanza te ahogue.
Si hay un dios, le ruego me escuche y te salve de mí. No quiero que la desolación anide en tu cabello, que creas que no hay amor; porque lo hay. En ti habita un alma nacida para ser amada.
Yo lo hice a mi manera, no supe darte la mano cuando necesitabas un abrazo, ni parar tu lágrima con un beso en la frente.
Ya estaba perdido, tú no tienes la culpa. Tú me amaste y me amas, no hagas caso de lo que te diga cuando escupo en tu rostro las palabras que te hieren.
Sálvate mi amor! Estás a tiempo de no hundirte en mi falta de esperanza. Sálvate tú que aún hueles a primavera, a selva, a mojado a esperanza. Sálvate y no hagas caso de mi amargura.
No hay dudas en mi alma si de ti se trata, tan sólo es rabia, tan sólo hay días, tan sólo ratos de obscuridad, ya no son ni noches, menos desde que te marchas y no vuelves la mirada.
Si una noche de estas, rozan de madrugada tu cuello y escuchas un lamento, un canto, una palabra, ten por seguro que te llamo a gritos desde una habitación perdida, desde el alto de colinas sin luna, desde el fondo de mares sin espuma, que imploro tu presencia, que tengo miedo que te vayas con el último cigarro de la noche. Entre el humo, entre los atascos, entre mis manos.

 

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