domingo, 19 de febrero de 2017

Leerte





Lleno de ti, como se llena un folio con el primer verso. Lleno de sueños, de calor, de humedad derramada de tu cuerpo.
Así me siento ante ti, ante tu piel y tu cuerpo. Toda tú, ansia y silencio. La voz que calla, la mano que se aletarga sobre tu pecho.
Y entonces sucede día a  día el milagro de despertar las ganas de leer entre las líneas cerradas en tu cuaderno. De pasar las hojas, de lamer un dedo para pasar a otra lectura aún mejor, esas partes de tus versos que sólo yo entiendo.
Paso las páginas, la emoción crece ante la tinta mojada. Me recuesto y respiro en tu cuello al terminar de leer aquellos versos con sabor a mar, con aroma a heno, con sonido a noche callada en la soledad del misterio.
Cierro el libro, abres los ojos y de nuevo leo.

--Mayo--

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