Pondré un huerto aquí, delante de esta ventana.
Tiraré abajo esos muros tan feos, acordonaré con rosales la parte de atrás.
Te gustan las madreselvas verdad? Y las lilas, claro que te gustan! Pondré unas junto a otras para que el seto esté florido más tiempo.
Le pediré a las nubes que nos visiten cuando vayas a dormir, en verano, que rieguen el cerco de alhelíes.
Para la nieve dejo el aliso, las rápidas primaveras, el torvisco.
Después seguiré levantando terrones, haciendo surcos, pequeños lugares para tus hierbas. Cortaré varas chicas para tomates, largas para las vainas.
Y en el lugar bajo el chopo y la nogal, construiré un asiento de piedra forrada de musgo. En esa zona norte crecerá fuerte y cómodo.
A lo mejor sólo es la tormenta de nieve, el café a solas de la tarde, son más de las cuatro y nadie ha aparecido a romper el encanto. Quizá sea tan sólo eso, pero tuyo sería ese reino y tú serías mi rosa.
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