sábado, 22 de abril de 2017

Queda el polvo






 De aquel trueno, de aquella
terrible llamarada
que creció ante mis ojos,
para siempre ha quedado,
confundido con el aire,
un polvo de odio, una
tristísima ceniza
que caía y caía
sobre la tierra, y sigue
cayendo en mi memoria,
en mi pecho, en las hojas
del papel en que escribo.

--José Agustín--

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