miércoles, 8 de noviembre de 2017

Secretos de un amante





Bajarle la luna fue su primera idea. Blanca  y bella como es la luna no dudó en ofrecérsela.

¿La luna -dijo ella
-quién quiere obsequiar una luna, la misma que ha sido ofrecida y regalada durante siglos a mujeres y hombres por igual. De esa luna que me ofreces, con suerte, me tocaría un puñado. Si quieres bajarme algo
- dijo al oído - y aceptas mi consejo discreto :
¡bajame las bragas! aquí y ahora, no cuerpos celestes.

Él se quedó mirándola: frío, inerte, con el suspiro contenido, la palabra muda y sin saber que hacer.
Poeta como era: sólo sabía enamorar.

Secretos de un amante Vol. II
U C N.

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