Hay un corazón que late en mí. No es el mío. Habla a personas que no vemos los demás. Nunca sé si son reales o es una medicación para engañar al cerebro, para que se quede, para que no se vaya del todo. Sé que está aquí porque se agarra con dedos invisibles al recuerdo de una mujer que ve cada día, siempre he querido sentir y ser correspondida por un amor que se manifieste a pesar de todas las dificultades. Si un día me fuera, me sentaría a su lado para apartar su pelo de la frente, o para abrazarlo despacio y suave, cuando su vista se pierde en su mundo, un mundo lleno de cosas que no pueden percibir los demás. Si un día él se fuera antes, una hora triste o feliz, una hora decidida de antemano antes de venir al mundo, espero levantar la vista cuando se siente sobre la cama y tome mi mano, decir segura de no haber perdido el juicio, si es que alguna vez lo tuve, hola amor, ya estás en casa? Y poder oír como me responde: siempre he estado en casa, siempre desde que sé existes, he estado en tu corazón y sé estaré en tu alma el día que dejes tu cuerpo ,pues no conozco lugar mejor para vivir. A veces, cuando veo que mira el vacío, ese corazón de león, amante de una mujer que es lo que aquí retiene un poquito de su mente, miro y sonrío a quien no veo. Me imagino echando de menos al ser que vive en mi corazón, y mi mirada al buscarlo, es la mirada más dulce y compresible que puedo imaginar, porque mis pestañas se visten de brillo de plata y mi cuerpo se cubre de negro para decirle, sé que estás aquí, puedo sentirte.
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