No soy mujer por tener entre mis piernas vida,
ni porque mis pechos enfrenten las nubes.
No es ello lo que me hace mujer.
Hay mujeres en cuerpos de dioses,
mujeres sin cuerpo, mujeres sin voz....
Soy una parte de todas las que me precedieron.
Porto su vaso sagrado en el vientre,
pero es mi labio el que grita mi canto y el suyo.
Canto y pongo voz a las que vendrán detrás de mí,
todas esas aún no nacidas.
En caminos perdidos soy mujer,
lo soy en páramos desolados,
en comidas de asceta,
en versos de lunas rojas soy mujer.
Todas en pie, en lucha,
cada una llevamos nuestras batallas
cada una lleva de la mano la desolación de las que partieron.
Pero sirvió su muerte, sirvió su valor,
su acalorado rostro acribillado.
Dejad que lea, que escriba,
que piense como me de la gana.
No soy ganado ni una roca.
No me digas que tengo que quitarme, qué ponerme
o cómo comportarme.
No me digas que no me casaré o no seré mujer si
no aprendo a coser.
Que me calle y sea prudente, que obedezca y sea buena...falacias!
Crees que eso me hace mujer?
Me hace mujer ser libre, porque libres nacemos todos,
libres morimos de toda materia, de todo dolor. del último llanto y la última risa.
Deja que yo decida si me quedo en casa,
si me levanto a las cinco de la mañana.
No me obligues a dejar a mis hijos a horas intempestivas en colegios fríos,
no obligues a mi madre o a mi abuela a cuidarlos ante un catarro.
No me pidas más de lo que soy, pues soy la primera mujer sobre la tierra.
Soy aquella que marca su paso y ayuda a sus compañeras.
La que se pone bella porque le da la gana.
La que te lanza el zapato,
aquella que te pide un colchón y un ratito de amor sobre la hierba del parque.
Soy cada lágrima derramada,
mi diosa sobre la tierra de mi casa.
También necesito que estés a mi lado algunas veces,
también quiero que comprendas, que tú,
la que me escuchas eres única,
que no te engañen con amores de ida sin vuelta.
Que no pongan precio a tu trabajo,
porque no lo tiene,
ese trabajo que cada una hace en silencio,
dedicando sus horas de descanso a luchar -parece mentira, aún se lucha-
por tener el derecho a ser libre.
A ser sin necesidad de un paquete entre las piernas,
a ser sin necesidad de demostrar llegar a más.
Está más que demostrado, por eso portamos y cuidamos de la vida
desde el principio de los tiempos,
por eso fuimos llamadas bruja, putas!
Benditas todas ellas,
pensad que la historia oculta tantas veces la verdad de sus hechos.
Alzad orgullosas la mirada. No es sólo hoy.
Es cada día, el día de despertar, el día en que trabajamos
para que este día no haya que celebrarlo,
el día en que ni sostén ni braga,
ni pendiente o talla me califique como ganado.
Soy mujer, sois mujeres, no mercancía.
Daros la mano, cerrad los ojos...
murmurad un canto en el círculo sagrado,
conectadas en el tiempo infinito
-soy mujer, valgo! Soy mujer, valgo!-
ni porque mis pechos enfrenten las nubes.
No es ello lo que me hace mujer.
Hay mujeres en cuerpos de dioses,
mujeres sin cuerpo, mujeres sin voz....
Soy una parte de todas las que me precedieron.
Porto su vaso sagrado en el vientre,
pero es mi labio el que grita mi canto y el suyo.
Canto y pongo voz a las que vendrán detrás de mí,
todas esas aún no nacidas.
En caminos perdidos soy mujer,
lo soy en páramos desolados,
en comidas de asceta,
en versos de lunas rojas soy mujer.
Todas en pie, en lucha,
cada una llevamos nuestras batallas
cada una lleva de la mano la desolación de las que partieron.
Pero sirvió su muerte, sirvió su valor,
su acalorado rostro acribillado.
Dejad que lea, que escriba,
que piense como me de la gana.
No soy ganado ni una roca.
No me digas que tengo que quitarme, qué ponerme
o cómo comportarme.
No me digas que no me casaré o no seré mujer si
no aprendo a coser.
Que me calle y sea prudente, que obedezca y sea buena...falacias!
Crees que eso me hace mujer?
Me hace mujer ser libre, porque libres nacemos todos,
libres morimos de toda materia, de todo dolor. del último llanto y la última risa.
Deja que yo decida si me quedo en casa,
si me levanto a las cinco de la mañana.
No me obligues a dejar a mis hijos a horas intempestivas en colegios fríos,
no obligues a mi madre o a mi abuela a cuidarlos ante un catarro.
No me pidas más de lo que soy, pues soy la primera mujer sobre la tierra.
Soy aquella que marca su paso y ayuda a sus compañeras.
La que se pone bella porque le da la gana.
La que te lanza el zapato,
aquella que te pide un colchón y un ratito de amor sobre la hierba del parque.
Soy cada lágrima derramada,
mi diosa sobre la tierra de mi casa.
También necesito que estés a mi lado algunas veces,
también quiero que comprendas, que tú,
la que me escuchas eres única,
que no te engañen con amores de ida sin vuelta.
Que no pongan precio a tu trabajo,
porque no lo tiene,
ese trabajo que cada una hace en silencio,
dedicando sus horas de descanso a luchar -parece mentira, aún se lucha-
por tener el derecho a ser libre.
A ser sin necesidad de un paquete entre las piernas,
a ser sin necesidad de demostrar llegar a más.
Está más que demostrado, por eso portamos y cuidamos de la vida
desde el principio de los tiempos,
por eso fuimos llamadas bruja, putas!
Benditas todas ellas,
pensad que la historia oculta tantas veces la verdad de sus hechos.
Alzad orgullosas la mirada. No es sólo hoy.
Es cada día, el día de despertar, el día en que trabajamos
para que este día no haya que celebrarlo,
el día en que ni sostén ni braga,
ni pendiente o talla me califique como ganado.
Soy mujer, sois mujeres, no mercancía.
Daros la mano, cerrad los ojos...
murmurad un canto en el círculo sagrado,
conectadas en el tiempo infinito
-soy mujer, valgo! Soy mujer, valgo!-
Mar Yolanda (Mayo )
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